martes, 28 de octubre de 2008

Maria Luisa Bombal

María Luisa Bombal

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María Luisa Bombal Anthes (n. Viña del Mar, 8 de junio de 1910 - m. Santiago, 6 de mayo de 1980), escritora chilena. Hija de Martín Bombal Videla y Blanca Anthes Precht. Su obra, relativamente breve en extensión, se centra en personajes femeninos y su mundo interno con el cual escapan de la realidad. Sus obras más conocidas son La última niebla y La amortajada.


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Biografía [editar]

Inició sus estudios en el Colegio Monjas Francesas, pero tras la muerte de su padre en 1923, se traslada a París donde ingresó, primero, al Convento de Notre Dame de l’Assomption y posteriormente, College Sainte Geneviève. Sus estudios superiores los realiza en la Facultad de Letras de La Sorbonne. Así consigue la Licenciatura en Filosofía y Letras, escribiendo su tesis sobre Próspero Mérimée.

Regreso a Chile en 1931 con intención de escribir para el teatro y luego en 1933 viaja a la Argentina donde vive en casa de Pablo Neruda en Buenos Aires. Allí conoce a Jorge Larco, con quien se casa tiempo después. El matrimonio fue breve tras la temprana muerte de su marido. Fue en Buenos Aires donde también conoció a Jorge Luis Borges y escribiendo para la revista literaria Sur, bajo la dirección de Victoria Ocampo, publica sus primeras historias de énfasis psicológico en un estilo que media entre la realidad y un mundo de ensueños.

En 1935 publicó La última niebla, que se centra como en toda su obra, en personajes femeninos y en su mundo interno con el cual escapan de la realidad.

En 1938 publicó La amortajada, por el que obtuvo el Premio de la Novela de la Municipalidad de Santiago en 1941.

En 1941 hirió gravemente de un disparo a su entonces amante, el anticomunista Eulogio Sánchez Errázuriz. Fue absuelta por la justicia, pero se vió obligada a emigrar a los Estados Unidos en 1942.

Tiempo después se trasladó a California, ya que Hollywood compró los derechos de La última niebla. Trabajó con John Huston, director del proyecto, que convocó a Lauren Bacall y Humphrey Bogart para los roles protagónicos. En 1947 reescribió la novela con el título The House of Mist, y escribió el guión de la película, pero el macartismo o caza de brujas, iniciado por senador Joseph R. McCarthy, detuvo los proyectos del director. La escritora abandonó Hollywood, lo que la llevó a radicarse en New York, donde conoció a Raphäel de Saint-Phalle, importante banquero francés perteneciente a la nobleza con el que posteriormente se casó. De esta relación nació Brigitte de Saint Phalle Bombal, única hija de la escritora.

María Luisa Bombal abandonó los Estados Unidos en 1971 tras la muerte de su esposo. Se trasladó a Buenos Aires y posteriormente, el año 1973, regresó definitivamente a Chile.

En 1974 obtuvo el Premio Ricardo Latcham. En 1976 fue condecorada con el Premio Academia Chilena de la Lengua. Finalmente, en 1978 ganó el Premio Joaquín Edwards Bello.

Sus últimos años los pasó en la casa de reposo de Héctor Pecht. Sumida en el alcohol, visitó constantemente el hospital afectada de crisis hepáticas. María Luisa Bombal falleció el 6 de mayo de 1980 en la ciudad de Santiago de Chile, víctima de una hemorragia digestiva generalizada.

Obras [editar]

  • La última niebla, 1935.
  • La amortajada, 1938.
  • El árbol, 1939.
  • Las islas nuevas, 1939.
  • Mar, cielo y tierra, 1940.
  • La historia de María Griselda, 1946.
  • La maja y el ruiseñor, 1960.

Bibliografía [editar]

  • Marjorie Agosín: Las desterradas del paraíso. Protagonistias en la narrativa de María Luisa Bombal. New York: Senda Nueva de Ediciones, 1983.
  • Marjorie Agosín/ Elena Gascón-Vera/ Joy Renjilian-Burgy (Hrsg.): María Luisa Bombal. Apreciaciones críticas. Tempe (Arizona): Bilingual Press, 1987.
  • Lucía Guerra-Cunningham: La narrativa de María Luisa Bombal: Una visión de la existencia femenina. Madrid: Playor, 1980.
  • Linda Irene Koski: Women's Experience in the Novels of Four Modern Chilean Writers: Marta Brunet, María Luisa Bombal, Mercedes Valdivieso, and Isabel Allende. Stanford University, 1989.
  • Erna Pfeiffer: Territorium Frau: Körpererfahrung als Erkenntnisprozeß in Texten zeitgenössischer lateinamerikanischer Autorinnen. Frankfurt a.M.: Vervuert, 1998. ISBN 3-89354-098-9 (alemán)

Enlaces externos [editar]

Continuacion de biografia de Pablo Neruda

De allí pasó a México, y más tarde viajó por la URSS, China y los países de Europa Oriental. Tras este viaje, durante el cual Neruda escribió poemas laudatorios y propagandísticos y recibió el Premio Lenin de la Paz, volvió a Chile. A partir de entonces, la poesía de Pablo Neruda inició una nueva etapa en la que la simplicidad formal se correspondió con una gran intensidad lírica y un tono general de serenidad.

Su prestigio internacional fue reconocido en 1971, año en que se le concedió el Premio Nobel de Literatura. El año anterior Pablo Neruda había renunciado a la candidatura presidencial en favor de Salvador Allende, quien lo nombró poco después embajador en París. Dos años más tarde, ya gravemente enfermo, regresó a Chile. De publicación póstuma es la autobiografía Confieso que he vivido.

Pablo Neruda


Pablo Neruda

(Seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto; Parral, Chile, 1904-Santiago de Chile, 1973) Poeta chileno. Comenzó muy pronto a escribir poesía, y en 1921 publicó La canción de la fiesta, su primer poema, con el seudónimo de Pablo Neruda, en homenaje al poeta checo Jan Neruda, nombre que mantuvo a partir de entonces y que legalizó en 1946.

Su madre murió sólo un mes más tarde de que naciera él, momento en que su padre, un empleado ferroviario, se instaló en Temuco, donde el joven Pablo Neruda cursó sus primeros estudios y conoció a Gabriela Mistral. Allí también comenzó a trabajar en un periódico, hasta que a los dieciséis años se trasladó a Santiago, donde publicó sus primeros poemas en la revista Claridad.

Tras publicar algunos libros de poesía, en 1924 alcanzó fama internacional con Veinte poemas de amor y una canción desesperada, obra que, junto con Tentativa del hombre infinito, distingue la primera etapa de su producción poética, señalada por la transición del modernismo a formas vanguardistas influidas por el creacionismo de Vicente Huidobro.

Los problemas económicos indujeron a Pablo Neruda a emprender, en 1926, la carrera consular que lo llevó a residir en Birmania, Ceilán, Java, Singapur y, entre 1934 y 1938, en España, donde se relacionó con García Lorca, Aleixandre, Gerardo Diego y otros componentes de la llamada Generación del 27, y fundó la revista Caballo Verde para la Poesía. Desde su primer manifiesto tomó partido por una «poesía sin pureza» y próxima a la realidad inmediata, en consonancia con su toma de conciencia social.


Pablo Neruda

En tal sentido, Neruda apoyó a los republicanos al estallar la guerra civil y escribió España en el corazón. Progresivamente sus poemas experimentaron una transición hacia formas herméticas y un tono más sombrío al percibir el paso del tiempo, el caos y la muerte en la realidad cotidiana.

De regreso en Chile, en 1939 Neruda ingresó en el Partido Comunista y su obra experimentó un giro hacia la militancia política que culminó con la exaltación de los mitos americanos de su Canto general. En 1945 fue el primer poeta en ser galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Chile. Al mismo tiempo, desde su escaño de senador utilizó su oratoria para denunciar los abusos y las desigualdades del sistema. Tal actitud provocó la persecución gubernamental y su posterior exilio en Argentina.


Gabriela Mistral

Biografía de Gabriela Mistral
WEBMASTER: Justo S. Alarcón

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GABRIELA MISTRAL
(Vicuña 1889 - Nueva York 1957)

Lucila Godoy, llamada Gabriela Mistral (conocida mejor como Gabriela Mistral), escritora chilena. Hija de un maestro rural, que abandonó el hogar a los tres años del nacimiento de Gabriela, la muchacha tuvo una niñez difícil en uno de los parajes más desolados de Chile. A los 15 años publicó sus primeros versos en la prensa local, y empezó a estudiar para maestra. En 1906 se enamoró de un modesto empleado de ferrocarriles, Romelio Ureta, que, por causas desconocidas, se suicidó al poco tiempo; de la enorme impresión que le causó aquella pérdida surgieron sus primeros versos importantes. En 1910 obtuvo el título de maestra en Santiago, y cuatro años después se produjo su consagración poética en los juegos florales de la capital de Chile; los versos ganadores- Los sonetos de la muerte- pertenecen a su libro Desolación (1922), que publicaría el instituto de las Españas de Nueva York. En 1925 dejó la enseñanza, y, tras actuar como representante de Chile en el Instituto de cooperación intelectual de la S.D.N., fue cónsul en Nápoles y en Lisboa. Vuelta a su patria colaboró decisivamente en la campaña electoral del Frente popular (1938), que llevó a la presidencia de la república a su amigo de juventud P. Aguirre Cerda. En 1945 recibió el premio Nobel de literatura; viajó por todo el mundo, y en 1951 recogió en su país el premio nacional.

En 1953 se le nombra Cónsul de Chile en Nueva York. Participa en la Asamblea de Las Naciones Unidas representando a Chile. En 1954 viene a Chile y se le tributa un homenaje oficial. Regresa a los Estados Unidos.

El Gobierno de Chile le acuerda en 1956 una pensión especial por la Ley que se promulga en el mes de noviembre.

En1957, después de una larga enfermedad, muere el 10 de enero, en el Hospital General de Hempstead, en Nueva York. Sus restos reciben el homenaje del pueblo chileno, declarándose tres días de duelo oficial. Los funerales constituyen una apoteosis. Se le rinden homenajes en todo el Continente y en la mayoría de los países del mundo.

La obra poética de Gabriela Mistral surge del modernismo, más concretamente de Amado Nervo, aunque también se aprecia la influencia de Frédéric Mistral (de quién tomó el seudónimo) y el recuerdo del estilo de la Biblia. De algunos momentos de Rubén Darío tomó, sin duda, la principal de sus características: la ausencia de retórica y el gusto por el lenguaje coloquial. A pesar de sus imágenes violentas y su gusto por los símbolos, fue, sin embargo, absolutamente refractaria a la "poesía pura", y, ya en 1945, rechazó un prólogo de P. Valéry a la versión francesa de sus versos. Sus temas predilectos fueron: la maternidad, el amor, la comunión con la naturaleza americana, la muerte como destino, y, por encima de todos, un extraño panteísmo religioso, que, no obstante, persiste en la utilización de las referencias concretas al cristianismo. Al citado Desolación siguieron los libros Lecturas para mujeres destinadas a la enseñanza del lenguaje (1924); Ternura (1924), canciones para niños; Tala (1938); Poemas de las madres (1950), y Lagar (1954). Póstumamente se recogieron su Epistolario (1957) y sus Recados contando a Chile (1957), originales prosas periodísticas, dispersas en publicaciones desde 1925.

Vicente Huidobro

Biografía de el gran poeta vanguardista Chileno
Vicente Huidobro



Vicente Huidobro
(1893-1948)

Nacido en el seno de una familia de acusada tradición literaria -su madre era
escritora-, pronto mostró el joven Vicente una notable inclinación hacia la
creación poética, plasmada cuando sólo tenía doce años de edad en las
primeras composiciones que dio a conocer. Este talante creador, estrechamente
ligado a su espíritu iconoclasta, le llevó a rechazar, en un manifiesto que hizo
público cuando aún era adolescente, cualquier forma de poesía anterior.

Decidido a abrirse camino en el mundo de las Letras, rechazó también la
reducida atmósfera literaria chilena para trasladarse a París en 1916, donde
participó en todos los movimientos vanguardistas que por aquellos años florecían,
y vertiginosamente se agostaban, en la capital francesa; allí pudo empezar a
publicar sus primeras colaboraciones en algunas revistas tan significativas como
Sic y Nord-Sud, y entablar relaciones con las principales cabezas de la
Vanguardia europea, como los surrealistas Guillaume Apollinaire y Pierre
Reverdy, con quienes colaboró en la fundación de una de las publicaciones
recién citadas (Nord-Sud). Sin embargo, y a pesar de esta estrecha colaboración
en los comienzos de su andadura literaria, Vicente Huidobro pronto se
distanció voluntariamente de los postulados surrealistas, ya que en su particular
concepción de la creación artística no cabía la máxima de que el artista era un
mero instrumento revelador de los dictados de su inconsciente.

Esta ruptura con el surrealismo le animó a plantearse la validez de todas las
corrientes vanguardistas que había conocido de primera mano. Así, rechazó
también las propuestas del futurismo, pues tenía el convencimiento de que el
fervor manifestado hacia la máquina se apagaría en cuanto el hombre su hubiera
acostumbrado a los adelantos del progreso técnico. El sucesivo rechazo de
todos los postulados estéticos de la Vanguardia llevó a Vicente Huidobro a
crear su propia corriente, bautizada como Creacionismo, en la que situaba al
creador artístico a la altura de un demiurgo capaz de insuflar a su creación un
aliento vital tan poderoso que se podría medir, incluso, con las creaciones de la
propia Naturaleza.

Así, para Huidobro y el resto de los creacionistas que inmediatamente cerraron
filas en torno a estas propuestas tan originales como transgresoras, el artista no
debía limitarse a reflejar la Naturaleza, sino que debía mantener con ella una
especie de competición en la que podía mostrar el vitalismo de su propia obra.
Lógicamente, esta concepción del arte en general (y, en el caso del propio
Huidobro, del hecho literario en particular) llevaba aparejada la necesidad de
crear nuevas imágenes, tan coloristas como animadas e sorprendentes, e
incluso, un novedoso lenguaje poético capaz de romper con todos los niveles de
la lengua y generar también su propia sintaxis; de ahí que la yuxtaposición (de
oraciones, vocablos o sonidos extrañamente puestos en contacto) se convirtiera
en una de las características más acusadas del Creacionismo, al tiempo que las
largas secuencias y enumeraciones de palabras y sintagmas contribuyeran
decisivamente a dar al poema esa apariencia de objeto aleatorio, mera creación
de un dios absorto en las posibilidades estéticas del material con que moldea su
obra.

Con estos presupuestos estéticos, Vicente Huidobro se presentó en Madrid en
1918, donde fundó un destacado grupo de poetas creacionistas consagrados a la
elaboración de textos que seguían fielmente los postulados del ya respetado
maestro chileno. Por aquel entonces ya era un poeta fecundo, que arrastraba
tras sí una interesante producción literaria: seis poemarios impresos en su país
natal (Ecos del alma, La gruta del silencio, Canciones en la noche, Pasando y
pasando, Las pagodas ocultas y Adán), uno aparecido en Buenos Aires (El
espejo de agua) y otro publicado en París (Horizon Carré). Así, no es de extrañar
que en Madrid las imprentas y editoriales compitieran entre sí por llevar a los
tórculos las últimas creaciones de Huidobro, competición que enseguida arrojó
sus frutos en forma de cuatro nuevos poemarios (Poemas árticos, Ecuatorial,
Tour Eiffel y Hallali).

De retorno a París, Vicente Huidobro continuó su febril proceso de creación
poética, ahora enriquecida con una curiosa aproximación al género
narrativo-cinematográfico, la novela-guión Cagliostro, de 1921. La sucesión de
títulos detallada más abajo (vid. el apartado "Obra") da buena cuenta de la
capacidad y la fecundidad creativa de este poeta durante la década de los años
veinte. Alrededor de 1930 fue cuando dio los toques finales a sus dos obras
cumbres, dos poemarios que, desde el momento mismo de su aparición estaban
llamados a situarse en los puestos cimeros de la literatura universal.

Por aquel entonces, Huidobro estaba en el apogeo de su fama, y gozaba del
éxito obtenido por su novela fílmica Mío Cid Campeador (1929), en la que el
propio poeta, que alardeaba de ser descendiente de Rodrigo Díaz de Vivar,
identificaba su relación amorosa con Ximena Amunátegui como una
reencarnación moderna de la pareja formada por El Cid y Doña Jimena.

La peripecia que había dado lugar a esta unión no puede ser más rocambolesca:
en 1925, coincidiendo con su regreso a Chile y su fracaso en el intento de tomar
parte activa en la política de su país (llegó a presentarse como candidato a la
Presidencia), el gran poeta conoció a Ximena, una joven estudiante de quince
años de edad, por la que abandonó a su mujer (con la que llevaba casado más
de quince años) y a sus hijos. Ximena no sólo era menor de edad, sino hija de un
poderoso prócer chileno, quien se opuso tajantemente a su unión con el poeta.
Huidobro marchó entonces a París, cerró la casa de Montmartre donde había
residido con su familia, y se trasladó a Nueva York, donde cosechó algún éxito
como escritor de guiones cinematográficos.

Pero en 1928, cuando Ximena Amunátegui acababa de alcanzar la mayoría de
edad, el poeta viajó a Chile, la raptó a la salida del Liceo y se marchó de nuevo a
París, en donde la feliz pareja se instaló en el barrio de Montparnasse. Fueron
aquellos unos años de plenitud amorosa y creativa para el poeta, quien, después
del mencionado éxito de su versión del Cid, decidió retomar un largo y ambicioso
proyecto en el que había empezado a trabajar diez años antes. Se trata de
Altazor o el viaje en paracaídas, la obra cumbre del Creacionismo universal, que
junto con Temblor de cielo (acabado también por aquellas fechas), constituye el
mayor legado de Huidobro a la poesía de su tiempo y, sin lugar a dudas, una de
las fuentes que con mayor generosidad habría de surtir a los poetas venideros.

A finales del siglo XX, después de que las corrientes estéticas hayan virado por
centenares de derrotas diferentes, el valor poético de Altazor y Temblor de cielo
sigue siendo incalculable. Bien es cierto que una parte de la crítica, aquella que
reacciona anacrónicamente contra los postulados vanguardistas, sólo ve en
Huidobro una especie de ingenioso prestidigitador que juega con las palabras
como si de objetos malabares se tratasen, sin conseguir dar a sus
composiciones sentido alguno; pero la mayoría de los estudiosos del fenómeno
poético aún se deslumbra con las imágenes, la vivacidad, la invención y la
heterodoxia inconformista y novedosa de este gran rebelde de las letras
hispanas, quien supo mantener su vigor creacionista hasta en el epitafio que dejó
escrito para su lápida:

"Abrid esta tumba: al fondo se ve el mar".

Frente al mar, en Cartagena (Chile), murió Vicente Huidobro en 1948, y frente al
mar (o tal vez sobre él, como reza su epitafio) reposan sus restos en el
camposanto de la bella localidad chilena.