martes, 2 de septiembre de 2008

Napoleon Bonaparte

Napoleón Bonaparte fue un emperador de Francia y gran militar que nació el 15 de agosto de 1769 y murió el 5 de mayo de 1821.

De niño, fue un virtuoso para las matemáticas. Este talento le facilitó su ingreso a la Escuela Militar de Brienne donde se especializó en artillería. A los diecisiete años dejó la escuela como subteniente con destino a la ciudad de Valence.

Durante su juventud, murió su padre, se trasladó a Córcega y le dieron la baja temporal en el servicio activo. Estuvo viajando constantemente a Francia, donde vivió en carne propia las revueltas producidas por la revolución de 1789 mientras estaba en París. Además tuvo que lidiar con los conflictos independentistas de Córcega.

Producto de estos dificultades tuvo que instalarse junto a su familia en Marsella. A pesar de los problemas económicos por lo que debieron pasar, los Bonaparte no se dejaron doblegar por los avatares del destino. La situación mejoró cuando lograron conseguir la protección de un hermano de Robespierre.

Napoleón se reincorporó a las filas militares con el grado de capitán y comenzó a hacerse reconocido luego de que le hiciera frente a un intento de contrarrevolución apoyada por los ingleses. Sus méritos fueron reconocidos por medio del nombramiento de general de brigada y se le destinó al ejército de Italia para hacerse cargo de la comandancia general de artillería.

Su amistad con los Robespierre casi le costaron la vida. Cuando el terror jacobino invadió Francia, Napoleón fue encarcelado mientras se dilucidaba la relación entre ambos. Finalmente fue liberado y tuvo que reiniciar su vida en la convulsionada ciudad de París. Así fue como entró a trabajar en la sección topográfica del Departamento de Operaciones, lugar que le permitió tener acceso a las más altas autoridades civiles. En esas reuniones fue que conoció a su amada e infiel Josefina.

Bajo la protección de Barras, un miembro del Directorio que surgió con la Constitución de 1795, Napoleón partió a Italia a luchar. Allí demostró sus grandes cualidades como militar. Además, logró reorganizar políticamente la península itálica creando pequeñas repúblicas dependientes de Francia. Sin embargo, su autonomía al actuar comenzó a molestar a las autoridades parisinas.

Para alejarlo, el Directorio siguió un plan propuesto por el propio Bonaparte y lo envió a Egipto para obstaculizar las rutas del imperio británico. Luego de una serie de batallas, la expedición fracasó y Napoleón quedó aislado de Europa. Finalmente regresó a Francia. A las pocas semanas dio un golpe de estado que terminó con el Directorio. Instauró el Consulado que se suponía sería un estado que albergaría a tres titulares del poder, sin embargo, en la práctica operó como una dictadura.

En 1800 Napoleón creó la nueva Constitución y él asumió como Primer Cónsul. En el poder, arrasó con la oposición producto de una serie de atentados fallidos en su contra. Sin embargo, no se conformó con ser Primer Cónsul. El 20 de marzo de 1804 fue coronado, junto a Josefina, como emperador de Francia. A pesar de las alianzas realizadas por el resto de Europa, el poderío de ‘Grande Armée’ (el Gran Ejército) era invencible. Ellos fueron los encargados de difundir los principios de la Revolución Francesa por el viejo continente.

Finalmente, el poderío no fue eterno. Las fuerzas militares de Napoleón empezaron a perder su importancia y el emperador se entregó a los ingleses que lo deportaron a un islote africano llamado Santa Elena, donde murió.

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